Wednesday, September 13, 2006

3 more years



Al mejor estilo del detective Hartigan en Sin City, tengo una Nancy creciendo en algún lugar de Europa. La conocí cuando tenía 13 años. Ya tiene 15, y su papá (con justa razón) una vez me pidió cortésmente que me buscara amigas de mi edad. Sin embargo aún nos comunicamos, y quizá, en tres años, la vaya a visitar cuando sea mayor de edad y ya no tema el escándalo que armaría su padre si se enterara de que seguimos siendo amigos. Para ese entonces tendré 36, pero bueno, lo último que se muere es la esperanza no es así?

Monday, September 11, 2006

Etimología del shit touch

Según Héctor Pizarro, más conocido en oscuros círculos sociales como "Leviatán", yo soy un ignoto Xmen, y mi poder mutante es el shit touch, esa tragicómica cualidad que tengo para malograr cualquier cosa, situación u oportunidad por más fácil o segura que sea. Pero remontémonos en el tiempo para aclarar quién ostentaba ese shit touch primegenio e inmemorial, y cómo finalmente recayó en mí.

Para empezar, la frase en un principio no era shit touch sino "mano de caca", y fue acuñada por el venerable Walter Sarria, mi bigotón jefe en el ya legendario depósito de cerveza en el cual trabajé al inicio de los noventa. Como se sabe mi torpeza, que no es poca hoy en día, era mayúscula en aquellas épocas, de manera que el buen Walter me llamaba así cuando hacía alarde de mi pericia en labores manuales, rompiendo botellas o ensuciando algo: "mano de caca".

De esta manera, tomé prestado tan elocuente título para a mi vez llamar a Harold, quien, a la sazón, era tan o más aturdido que yo en esos años maravillosos. Eventualmente la frase llegó a los oídos de toda la patota, quienes por alguna razón la tradujeron al inglés (no recuerdo exactamente quién fue, pero el culpable de la traslación está entre el mismo Héctor y Marcos, quienes usan la frase comúnmente en sus miserables vidas!). Debido a los devaneos de Harold con otros amigos y su consecuente alejamiento de la mancha metalera, desgraciadamente para mí me quedé con la frase de marras, la cual por añadidura un selecto grupo de personas (Héctor, Marcos y yo) usamos para denominar los actos fallidos que inconscientemente nuestro tánatos nos hace cometer en las diversas etapas del diario existir... y que son prácticamente perpetuos en mi caso.